Acostados sobre el asiento de sus motos, pican a alta velocidad por avenida Telmo García Da Rosa perturbando la tranquilidad del vecindario que denuncia, pero no obtiene respuesta de las autoridades.
La noche del domingo o la madrugada de cualquier día de la semana es propicio para que un grupo de jóvenes se reúna frente a las viviendas de militares o en la parada de ómnibus de la Escuela N°40 para correr picadas en avenida Telmo García Da Rosa.
Hacen roncar los motores perturbando la tranquilidad y el descanso de los vecinos que atinan a llamar por teléfono a la Policía o a la Dirección de Tránsito de la Intendencia, pero que nada hacen, porque cuando llegan ya todos se fueron.
Ni bien la policía se retira, vuelve el grupo y reinicia la competencia. Sin dudas padecen problemas psicológicos, de baja autoestima, que creen resolverlo llamando la atención y arriesgando caer al pavimento y destrozarse su vida y la de su familia, que en algo de su educación han fallado. Porque andar así en dos ruedas es de anormales. Lo peor de todo, colocando en riesgo la vida de terceros que nada tienen que ver.
Respecto a las autoridades dejan mucho que desear, pues hasta el día de hoy no han encontrado solución sino tirarse la pelota de uno al otro. Antes con la Policía Caminera, ahora la Policía Nacional de Tránsito, sin dudas tan pintada como antes en este tipo de situaciones.